En este artículo publicado por la revista Redbioética de la UNESCO, María Luisa Pfeiffer ensaya un giro de la bioética hacia un quehacer político de observancia de los Derechos Humanos, con base en la misma preocupación de la bioética por la vida humana en los distintos escenarios en que ésta se desarrolla, que no es exclusivamente el de la salud, sino también el de la educación y el del trabajo, entre otros.
Dice Pfeiffer: “La bioética nace como preocupación sobre la conducta ética de los hombres, tomando al médico como ejemplo privilegiado a fin de exigirle sobre todo el respeto al bios, a la vida humana plena. También los derechos humanos se convierten en declaración universal ante una de las mayores violaciones históricas realizada sistemáticamente por parte de un estado, al derecho a la dignidad humana. Este trabajo busca mostrar cómo el ejercicio de la bioética, nacido bajo el supuesto del respeto al derecho a la vida y sobre todo una vida saludable, no puede ignorar, a la hora de su desarrollo, la práctica política de defensa y promoción de los derechos humanos.”1